Carlos Chacón 1945-1985, antológica

Una de las personas que más nos puede contar de la vida y obra de Carlos es su hijo Carlos Chacón Espinosa, quien con motivo de la exposición ha querido recordar en la siguiente carta la figura de su padre y su relación con la ciudad complutense.

“Fue hace un par de años, una tarde de domingo, en casa de mis amigos Macu y Gonzalo, cuando se me propuso llevar a cabo, de una vez por todas, la exposición (tantas veces postergada) sobre la obra de mi padre. Desde aquel día y al calor de muchas conversaciones, fuimos perfilando la ruta a seguir.

Al proyecto en ciernes pronto se unió Jacinto Gamo. Él y Gonzalo, a través del Foro del Henares, han asumido la cuestión burocrática, los permisos y demás aspectos legales. Por mi parte, acudí a mi tía Pilar, quien a lo largo del tiempo y en la medida de sus posibilidades había ido documentando la obra de su hermano. Señalar, que después de tantos años habíamos perdido la pista de un buen número de piezas de la dispersa y amplia obra de mi padre.

Pero el resultado está aquí. De esta exposición tenemos la culpa quienes nos hemos dedicado a rastrear la obra de Carlos Chacón. Ha sido un viaje hacia el pasado, y también un paseo por los itinerarios que, junto a sus amigos, mi padre recorrió en esta ciudad hace ya más de medio siglo.

En este punto quiero mencionar a Pedro Atienza que nos ha dejado no hace mucho tiempo, pues por él he sabido todo tipo de vivencias que compartió con mi padre; bueno, de algunas no:” ¡Cuántas noches convertimos en madrugadas!… Y cuantas no me está permitido contarte Carlitos…”

No puedo olvidarme de Pepe Quijada, que participó en sus comienzos en este proyecto y que no puede ver cumplido pues se nos fue hace pocas fechas; como su mujer, Concha Hernández; los dos amigos de mi padre y a quienes deseo dedicar su cuota de responsabilidad en esta exposición antológica.

Añadir, que la idea pretendida de esta exposición, ha sido recuperar del olvido y mostrar a todo aquel que no supiera de su existencia, la labor de este alcalaíno, que bregó en las revueltas aguas de la creatividad, a caballo de dos épocas antagónicas como son los momentos finales de la dictadura y la de aquel “resurgir” que vino en denominarse la movida. Pero sobre todo, sirva para que Carlos Chacón se reencuentre con quienes le conocieron, con sus familiares, con sus amigos, y que así tengamos la oportunidad de disfrutar con su trabajo, si no del todo reunido, si con una buena parte de éste recopilado a lo largo de un año de búsqueda exhaustiva.

De los momentos y los lugares donde se encontraban las obras, señalaré el día que recogí dos de las pocas esculturas que recoge la muestra: el torso del lanzador de jabalina y el caballo herido, que pertenecen a Marigel Áreas y la impagable tarde en casa de Paz Carrero, envolviendo la mejor colección de cerámicas de Carlos Chacón que se conserva. También, el hallazgo del cuadro del Cristo sin Cruz, que creíamos en algún lugar de Andalucía y resultó que estaba en Alcalá. Y por último, nombrar la visita a Curro y Pilar en La Fernanda, su casa, muy cerca del río.

La sorpresa en esta exposición la podemos encontrar en los dos cortometrajes que realizó Miguel Casado en el año 1977, que se podrán ver en la sala. En ambos aparece mi padre con Jesús Prades y otros amigos. De su edición y de las fotos del catálogo se ha encargado mi amiga Natalia Garcés.

También quiero destacar la labor de todo el equipo de la Concejalía de Cultura y los excelentes textos del catálogo; uno de Arsenio Lope Huerta y otro de Vicente Alberto Serrano.

Durante todo el inicio de la exposición tuve la ocasión de opinar y trabajar en la colocación de las piezas y los cuadros, destacando la amabilidad y el rigor puestos por María Jesús Gismero como coordinadora y de Antonio Bas y su equipo, encargados del montaje de todas las obras.

Me lo dejó dicho Pepe Quijada: “El cartel de la exposición tiene que ser de Augusto Banegas, enormísimo pintor y gran amigo de tu padre”. Los dos se conocieron en Sidi-Ifni, a finales de los años 60 mientras realizaban el servicio militar. Con Augusto tengo pendiente otro paseo por Alcalá como el que nos dimos hace ya varios años.

Bien, pues éste es el cartel y esta la exposición.

A todos ellos y a las demás personas que han hecho posible esta labor casi de arqueología, muchas gracias”